miércoles, 14 de octubre de 2009

Prebióticos y probióticos: definición y usos en la Práctica Clínica


Varios estudios realizados a lo largo de los años, han señalado que la flora intestinal supone a una gran cantidad de microorganismos comensales que han evolucionado en armonía con su huésped mejorando la salud del mismo. Estas bacterias intervienen en el desarrollo normal del sistema inmune y regulan la respuesta de los patógenos. (Revista Española de Enfermedades Digestivas, 2007). El tubo digestivo de los recién nacidos está completamente libre de microorganismos, la flora bacteriana se comienza a adquirir inmediatamente después del nacimiento.

La función principal de la flora del colon es la fermentación de los sustratos no digeribles de la dieta y del moco producido por el epitelio intestinal. Como resultado de esta actividad se recupera energía metabólica, sustratos absorbibles y se produce la proliferación de la población de microorganismos. Otra característica importante de la flora colónica es la formación de AGCC como producto de la fermentación de carbohidratos que llegan al colon, y la formación de ácido láctico; la flora intestinal es capaz de interactuar con los sustratos y generar efectos beneficiosos al hospedero. (Revista Cubana Alimentación y Nutrición, 2002).



Definiciones:

Alimentos funcionales
El término alimento funcional se define como aquel producto, alimento modificado o ingrediente alimentario que puede brindar beneficios a la salud superiores a los que ofrece el alimento en condiciones normales o naturales. El efecto puede generarse para el mantenimiento del estado de salud o en la prevención de enfermedades, generando un impacto positivo en la salud del o los individuos.
Un alimento puede ser funcional para una población en general o para grupos específicos que por diferentes características fisiológicas van a aumentar el riesgo a ser candidatos a distintas enfermedades.

Prebióticos
El término prebiótico se refiere a los ingredientes de los alimentos no digeribles que producen efectos beneficiosos sobre el huésped estimulando selectivamente el crecimiento y/o actividad de un tipo o de un número limitado de bacterias en el colon. (Olveira, G; Gonzáles, I. 2007). Son fundamentalmente fructo y galacto oligosacáridos, incluida en este concepto está la fibra dietética.
Los dos prebióticos más estudiados son los fructo-oligosacáridos o FOS conocidos como oligofructosa e inulina. Son carbohidratos presentes en vegetales como ajo, cebolla, puerro, espárrago, alcachofas, legumbres, lechuga, alcelga, cereales integrales,miel, tomates, plátanos y frutas. Si se analizan los hábitos de alimentación de la población general, se estima que la cantidad que se consume de FOS es de unos 800 miligramos al día, cuando los expertos recomiendan ingerir entre 2 y 6 gramos.
De manera más reciente, se ha definido al prebiótico como el citoesqueleto de los vegetales, es decir, una sustancia que aparenta ser inerte que puede ser fermentada por algunas bacterias pero no puede ser desdoblada por enzimas digestivas, por lo que resulta ser inabsorbible.


Para que una sustancia sea considerada prebiótico, debe cumplir con algunas características, tales como:
× Ser de origen vegetal.
× Formar parte de un conjunto de moléculas complejas (de manera que no puedan ser hidrolizadas).
× No ser digeridas por las enzimas digestivas.
× Ser parcialmente fermentadas por las bacterias colónicas.
× Ser osmóticamente activas.

Probióticos
Se denomina probiótico a aquel factor de origen microbiológico que estimula el crecimiento de otros organismos. Actualmente la OMS propone una definición más simple de probiótico y se refiere a microorganismos vivos que cuando son administrados en cantidad adecuada confieren un efecto beneficioso sobre la salud del huésped estimulando las funciones protectoras del sistema digestivo. (Olveira, G; Gonzáles, I. 2007).


Para que los microorganismos puedan llevar a cabo esta protección deben cumplir con los postulados de Huchetson, que son los siguientes:
× Ser habitante normal del intestino.
× Tener un tiempo corto de reproducción.
× Ser capaz de producir compuestos antimicrobianos.
× Ser estable durante el proceso de producción, comercialización y distribución para que pueda llegar vivo al intestino.
× Deben ser capaces de atravesar la barrera gástrica para poder multiplicarse y colonizar el intestino.


El efecto protector se realiza mediante 2 mecanismos: El antagonismo, que impide la multiplicación de los patógenos; y la producción de toxinas que imposibilitan la acción patógena. Los probióticos disminuyen el pH intestinal produciendo ácido láctico y ácido acético. Estos compuestos tienen un efecto antiséptico del sistema digestivo, minimizando el desarrollo de organismos dañinos que de otra forma compiten por nutrientes y alojamiento en las paredes intestinales.
Entre los alimentos fuentes de probióticos, distinguimos los siguientes: la leche fermentada, los yogures, lácteos en general; estos alimentos contienen lactobacilos, bifidobacterias o Streptococcus Termophillus que son las cepas probióticas más comunes.

Relación simbiótica
Al hablar de simbióticos se hace mención a aquellos productos que contienen probióticos y prebióticos. En sentido estricto debería ser reservado a productos en los que el componente prebiótico selectivamente favorece al componente probiótico. Esta se encarga de beneficiar al huésped mediante el aumento de la sobrevivencia e implantación de los microorganismos vivos de los suplementos dietéticos en el sistema gastrointestinal.
La microflora intestinal es la encargada de producir AGCC y ácido láctico a partir de bifidobacterias y lactobacilos, esto se da como consecuencia de la fermentación de carbohidratos no digeribles. Estos productos trabajan disminuyendo el ph en el colon creando un ambiente en el cual las bacterias patógenas no pueden crecer ni desarrollarse. En resuman, los prebióticos son el “alimento” principal de las bacterias probióticas.
(Revista Cubana Alimentación y Nutrición, 2002).


Mecanismo de acción
Los prebióticos afectan las bacterias intestinales aumentando el número de bacterias beneficiosas y disminuyendo la población de microorganismos potencialmente patógenos. Los probióticos afectan el ecosistema intestinal estimulando los mecanismos inmunitarios de la mucosa y estimulando los mecanismos no inmunitarios a través de un antagonismo/competencia con los patógenos potenciales. Se piensa que estos fenómenos median la mayoría de los efectos beneficiosos, incluyendo la reducción de la incidencia y gravedad de la diarrea, que es uno de los usos más ampliamente reconocidos para los probióticos. (Organización Mundial de Gastroenterología, 2008.)



Justificación del uso de los probióticos en la Enfermedad Inflamatoria Intestinal

Los avances en la patogenia de la inflamación intestinal tanto aguda como crónica indican que los probióticos, los prebióticos y/o los simbióticos resultarán útiles en el tratamiento de estos trastornos. Un ensayo aleatorizado y controlado con placebo, realizado en Japón sobre 20 pacientes con colitis ulcerosa utilizando 100 ml/día de suplemento de leche fermentada con bifidobacterias o de placebo durante 12 semanas, mostró que el índice de actividad clínica, endoscópica e histológica era significativamente menor en el grupo que recibió leche fermentada por bifidobacterias que en el grupo del placebo después del tratamiento. (REV ESP ENFERM DIG 2007)


Justificación del uso de probiótico en el tratamiento de la Pancreatitis Aguda

En pacientes con pancreatitis aguda se han realizado estudios con moderado número de sujetos (45 - 62) en los que se valoraba el uso de simbióticos vs prebióticos únicamente en infusión por sonda nasoyeyunal. En el primer trabajo la incidencia de necrosis infectadas o abcesos fue claramente menor con los simbióticos (4,5% vs 30%); en el segundo, se observó una menor incidencia, no estadísticamente significativa, de fracaso multiorgánico, sepsis y mor talidad; no obstante sí descendió significativamente la incidencia de fracaso multiorgánico y de síndrome de respuesta inflamatoria sistémica valorados conjuntamente.


Riesgos del uso de probióticos en la práctica clínica

Los lactobacillos y las bifidobacterias abundan tanto en la dieta de los humanos como en el intestino sano. Las infecciones por estos microorganismos podrían ocurrir de forma natural incluso sin estar relacionadas con la ingesta de estos microorganismos.
Todos los casos de infecciones sistémicas por probióticos se han producido en pacientes con enfermedades graves de base (Diabetes mellitus, valvulopatías, prematuros, problemas hematológicos, SIDA, pacientes de cuidados intensivos, con nutrición parenteral, con yeyunostomías, síndrome de intestino corto, trasplantados, pacientes con cáncer, etc.). La mayoría de estos casos se resolvieron con tratamiento antibiótico pero, en algunos derivaron a shock séptico e incluso provocaron la muerte. Es posible que diferentes cepas de probióticos tengan diferentes perfiles de seguridad. No obstante, en estudios prospectivos realizados en adultos inmunodeprimidos y niños infectados por VIH y en neonatos pretérmino no se ha comunicado ningún caso de sepsis por Lactobacilos. A nivel general la balanza de beneficios frente a los riesgos está claramente inclinada hacia los primeros ya que el riesgo de infección por el consumo de probióticos sería muy bajo, incluso en pacientes inmunodeprimidos. No obstante, existen grupos seleccionados de pacientes en los cuales todavía se recomienda emplear con precaución, como en prematuros y en determinados pacientes inmunodeprimidos.


Conclusiones
La composición de la flora intestinal puede ser modificada por la ingesta de alimentos suplementados con prebióticos, probióticos o ambos (simbióticos). Sin embargo, está confirmado que la práctica de una dieta balanceada asegura el aporte adecuado y necesario de prebióticos y probióticos en el organismo; por lo cual se debe de tratar de recurrir al consumo de alimentos fortificados con pre-probióticos solamente en aquellos casos donde la práctica clínica lo justifique como parte del tratamiento médico para mejorar el estado de salud de la persona.


Bibliografía consultada:
× Isolauri, E; Sutas, Y; Salminen, S. Probiotics: effects on immunity. The American Journal of Clinical Nutrition. American Society for Clinical Nutrition 2001.
× Cummings, J; Macfarlane, G; Englyst, H. Prebiotic digestion and fermentation. The American Journal of Clinical Nutrition. American Society for Clinical Nutrition 2001.
× Roberfroid, M. Prebiotics and probiotics: are they functional foods ? . The American Journal of Clinical Nutrition. American Society for Clinical Nutrition 2000.
× Guarner, F; Khan, A; Guarisch, J; otros. Guías Prácticas: Probióticos y prebióticos. Organización Mundial de Gastroenterología, mayo 2008.
× Olveira, G; González, I. Probióticos y prebióticos en la práctica clínica. Unidad de Nutrición Clínica y Dietética, Servicio de Endocrinología y Nutrición. Hospital Regional Universitario Carlos Haya. Málaga, España. 2007
× Peña, A. Flora intestinal, probióticos, prebióticos, simbióticos y alimentos novedosos. Revista Española de Enfermedades Digestivas, Madrid. Volumen 99, Nº 11; págs. 653-658, 2007.
× Cagigas Reig, A; Blanco, J. Prebióticos y probióticos, una acción beneficiosa. Instituto de Nutrición e Higiene de loa Alimentos. Revista Cubana de Alimentación y Nutrición. 2002.

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